viernes, 16 de junio de 2017

¡Educación gratuita, científica, nacional y al servicio del pueblo!

Editorial N°8

¡EDUCACIÓN GRATUITA, CIENTÍFICA, NACIONAL Y AL SERVICIO DEL PUEBLO! 


Miles de estudiantes se pliegan a las calles en protestas, marchas y cortes de calles por el derecho a la educación, teniendo como respuesta del viejo Estado una creciente represión, con estudiantes gravemente heridos numerosas detenciones arbitrarias, golpizas y gas lacrimógeno a destajo. El combativo estado de ánimo de las masas debe llenarnos de optimismo.

Mientras tanto la CONFECH impulsa las “cinco indicaciones” (fin a la deuda, gratuidad, fortalecimiento de la ed. pública, marco regulatorio y fin al lucro) para “incidir” en esta “reforma” que solo profundiza el capitalismo burocrático en la educación (ver edición anterior). Esto en los hechos es hacer conducta y lobby, y enfrascarse en el parlamento, órgano de legitimación de las clases opresoras, que históricamente ha servido para contener las demandas del pueblo.

Ejemplo de lo anterior es el de Iván Fuentes, antes dirigente de las protestas que paralizaron Aysén el 2012, hoy miembro del parlamento y acusado de recibir sobornos y financiamiento de las mismas pesqueras contra las que las masas ayseninas protestaron.

Es por esto que el movimiento estudiantil no debe dejarse engañar por quienes plantean “reformar” el viejo Estado y usar nuestras justas luchas como campaña electoral.

Por el contrario, cuando los estudiantes luchan contra la educación de pago, lo que se manifiesta es el odio de la masa contra el capitalismo burocrático, modelo que está presente en todo ámbito de la vida del pueblo, tanto en la salud de pago, como en los salarios de miseria, las pensiones de hambre, etc.

La raíz de los problemas de las masas es el capitalismo burocrático sostenido por el viejo Estado, y no tal o cual gobierno, tal o cual reforma, siendo la revolución democrática la única capaz de barrerlo. Es por esto que es necesario que el movimiento estudiantil esté al servicio de la revolución chilena.

Esto demanda levantar una organización clasista a nivel nacional, una organización que agrupe a estudiantes de todo Chile, que tome posición por el proletariado y el pueblo y que dirija al movimiento estudiantil contra las tres montañas que nos oprimen: el imperialismo, la semifeudalidad y el capitalismo burocrático.

Una tarea urgente para desarrollar esa organización clasista es definir una plataforma de lucha.

Esta permitirá guiar a las amplias masas de estudiantes, principalmente los más pobres, a luchar por reivindicaciones concretas que representan su anhelo de conquistar el derecho del pueblo. Así, en medio de su lucha podremos elevar su conciencia política, hasta que más amplias masas comprendan que la lucha por la educación es parte de la lucha del pueblo por el poder, de la revolución, y que tomen tareas en ella.

Hoy una plataforma de lucha clasista es la de educación gratuita, científica, nacional y al servicio del pueblo:

Gratuita porque queremos que todos, especialmente los más pobres, tengan el derecho real a educarse en todos los niveles. Con gratuidad expulsamos a la banca y a la burguesía monopólica de la educación.

Científica, es decir, no solo teórica, sino también práctica. Hoy se nos enseñan dogmas, a responder a, b o c, a memorizar conocimientos que solo cuando salimos a trabajar vemos cómo funcionan en realidad, y muchas veces no tienen nada que ver con lo que nos enseñaron. Solo ligando teoría y práctica podemos llegar a conocimientos completos.

Nacional para que responda a las necesidades de nuestro país, que se aboquen al estudio y protección de nuestros recursos naturales, de nuestras culturas y no los intereses del imperialismo, que hoy tiene a carreras como pedagogía totalmente desfinanciadas.

Y al servicio del pueblo, que la educación responda a las necesidades de los más pobres de la sociedad chilena, de obreros, campesinos, pobladores y no de la burguesía monopólica ni los terratenientes, como hoy ocurre con liceos cayéndose a pedazos para generar mano de obra barata, y centros de formación o institutos de tercera categoría para los más pobres.

Esta es la consigna que los estudiantes revolucionarios deben popularizar por doquier, para que las masas la hagan suya, y elevarla. Solo así podremos desarrollar las bases para dirigir el movimiento estudiantil por el camino revolucionario.



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